domingo, 16 de enero de 2011

El espejismo del 2010

Así las cosas, no me queda más que decir que los dos títulos del 2010 y la final de copa fueron simples espejismos. Carambolas, de esas que suceden una vez cada veinte años. En copa, no nos medimos a ningún grande hasta la final, en la que el Sevilla nos dio un buen repaso.
En Europa, tras hacer el ridículo una vez más en la Champions, resulta que caemos a la Europa League y topamos con equipos mediocres, luego con un Liverpool en sus horas más bajas y que, casi sin comerlo ni beberlo nos encontramos en la final con un equipo inglés de medio pelo que aún no se debe explicar cómo eliminó al Hamburgo en semifinales. Aún así, para ser fieles a la historia del club, conseguimos el título en la prórroga y sufriendo. No podía ser menos.
Yo fui una de las gargantas que animaron incesantes en el Hamburgo Arena consciente de que estaba viviendo uno de esos momentos históricos que no se pueden dejar escapar. Pero claro, este año me estoy dando cuenta de que es posible que ese momento no se vuelva a repetir nunca más. La forma de defender (por decirlo de algún modo) el título de campeón ha sido bochornosa y esperpéntica. Un club campeón de Europa que intenta volver a ocupar un puesto entre los grandes tiene que reforzarse para la siguiente campaña y en ningún caso puede vender a jugadores que el entrenador considera titulares.
No me gusta demasiado Quique. Su forma de plantear los partidos no coincide con la opinión que yo tengo de cómo debería jugar el Atleti. Tampoco considero que se apoye suficiente en la cantera. No obstante, le compadezco. La plantilla que tenemos este año es claramente peor que la del año pasado, que a su vez era peor que la del 2008 y ésta empeoró respecto a la del 2007. Es el fruto de no invertir bien, de no fichar en condiciones y de sucumbir a ofertas por tus jugadores. Un club como el Atleti no puede ser un club vendedor y, si en algún momento lo es, debe ser capaz de encontrar recambios de garantía para los jugadores que vende.

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